No ferrosos como el aluminio, sus aleaciones, y latones o bronces pueden ser recocidos, en general para recristalizar el grano después de una deformación plástica en frío y lógicamente cada material tiene su temperatura propia para ello, siempre mucho mas baja que para los materiales ferrosos.
Algunas aleaciones de aluminio son susceptibles de endurecimiento por tratamiento térmico que se suele llamar temple, pero que en realidad es una redisolución de componentes seguido de una precipitación incipiente.
Este proceso se efectúa en general por un calentamiento prolongado a temperaturas del orden de los 500°C, enfriamiento rápido en agua fría o muy fría, seguido de un calentamiento también prolongado a temperaturas entre los 190 y los 250°C.
La dureza se adquiere recién después del segundo proceso y se pierde fácilmente si se excede un poco esta última temperatura.