Solo unos pocos tipos de acero inoxidable (los llamados martensiticos) son susceptibles de adquirir dureza por templado.
Ejemplo típico el AISI 420 o 410 usado en cuchillería, y su temperatura de temple se aproxima a los 1000°C, alcanzan una dureza algo menor que los aceros de alto carbono (llegan a 56/57 HRc contra 62/66 de los otros) pero tienen la ventaja de sufrir menores deformaciones por el temple y ser también casi inmunes a sufrir fisuras por lo mismo.
En aceros austeníticos puede ocurrir que por procesos anteriores o de baja calidad, el cromo destinado a darle resistencia a la corrosión se separe y precipite en forma de carburos.
Para restablecer su resistencia a la corrosión es necesario volver a disolverlos a alta temperatura y enfriar rapidamente para retenerlos en disolución.